17.6.20

tener un lugar

Un filósofo coreano habla de la desintegración del tiempo. El lenguaje es demasiado líquido, ¿no les parece? Estas ganas de dispersarse. De saltar de un hipervínculo a otro, de buscar y buscar y buscar una cosa y otra. Es una experiencia muy novedosa. Es cierto que el tiempo para de otra manera. Es cierto que me voy por las ramas. No llego a expresar lo que quiero decir porque está en la propia naturaleza del zumbido ser así. Cómo puedes, pues, entretener. Un texto dice lo que dice pero lo dice dentro de tu cabeza. No es posible ya reflexionar, pero eso es una buena noticia. Sí es posible, sin embargo, escuchar. Parece que estamos desorientados, pero sí es posible escuchar y notar, reconocer y detectar lo que es esencial e importante. Esencial. Importante. Una abeja se topa con un monocultivo que usa pesticidas y pierde el sentido de la orientación. Una abeja puede comunicarse con otra si se encuentran y describirle, con su danza, dónde hay una fuente de alimento a kilómetros de distancia. Nosotros, humanos desorientados por el pesticida mediático, podemos encontrarnos con otros humanos y escuchar dónde está el néctar que necesitamos. Ya no es una metáfora. Hay que ayudar a las abejas, hay que ayudar a los insectos, porque sin ellos nos vamos al traste. Al traste. (y no me refiero a los de las guitarras, esos son bienvenidos). Nos vamos a la puta. Los insectos que están ahí abajo trabajando sin parar para el equilibrio de todo. Equilibrio que nosotros ponemos en peligro con nuestros tractores y nuestro hormigón y nuestra ingeniería química. No llegaremos lejos si seguimos poniendo todo nuestro foco en protegernos a nosotros mismos. Construiremos remedios tecnológicos para poder comer y respirar, pero solo llegarán a unos pocos, y la vida será cada vez más difícil. Perdonen el zumbido. Lo seguiremos intentando.

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